Friday, June 06, 2008

Calderón y la Historia

 

Mezquindad vs. Grandeza

 

 

Una mirada hacia atrás vale más

que una mirada hacia delante.

(Arquímedes)

 

Uno de los más grandes pensadores contemporáneos que ha dado la humanidad, Bertrand Russell, alguna vez apuntó que "a lo largo de toda la historia pasada el poder se ha utilizado para proporcionar a los fuertes una parte excesiva de las cosas buenas y para dejar a los débiles una vida de trabajo y miseria."[1]  Un ejemplo de ello es que los Estados Unidos, cuya población representa el 5% de la mundial, consume el 25% de la energía generada en todo el planeta.

Así, la rivalidad entre los grupos poderosos —que suelen ser los menos— y las mayorías de sometidos —que son los más—, ha traído resultados desastrosos a los hombres; léase guerras, guerras de todo tipo, incluyendo, por supuesto, las mundiales de 1914 y 1939, que arrojaron angustia, desolación y sufrimiento indecible para millones de personas.

Nuestro país nunca ha estado exento del abuso del poder de unos cuantos sobre la bastísima población de pobres y miserables quienes, cuando su límite a la opresión y al sufrimiento es desbordado, se han rebelado y luchado sin que les importe perder la vida. Así ocurrió en la guerra de Independencia contra España y la guerra de Reforma, ambas en el siglo XIX, e imposible omitir la Revolución de 1910, obviamente en el siglo XX.

La Expropiación Petrolera llevada a cabo por el Gral. Lázaro Cárdenas del Río el 18 de marzo de 1938 fue la respuesta a la beligerancia soterrada que la principales compañías petroleras de aquel entonces, una inglesa y otra norteamericana, le venían haciendo al gobierno mexicano desde tiempo atrás. El Gral. Armando R. Pareyón, ex Jefe del Estado Mayor del presidente Cárdenas narra que cuando Venustiano Carranza era el presidente de México, nombró a don Lázaro jefe de las operaciones militares en las Huastecas, centro de las antiguas compañías petroleras, y que éste... "se encontró con el problema y la sorpresa de que el enemigo eran  traidores mexicanos unidos a mercenarios al servicio de las compañías petroleras, constituidos en ejercito particular para defender sus enormes intereses y sustraerse al gobierno de la Revolución." [...] "Como ese ejército no tenía justificación ni bandera alguna, mucho menos un color simbólico que lo distinguiera, se les denominó Guardias Blancas, nombre muy generoso, pues en realidad se trataba de mexicanos y mercenarios al servicio de intereses extranjeros".[2] (Las negritas son mías).

El general Pareyón refiere que la moneda circulante en aquella región era el dólar y que el peso era ignorado o rechazado por los comerciantes, amén de que les era totalmente desconocido a los campesinos del lugar. Los hoteleros y restauranteros de las compañías petroleras tenían prohibido dar servicio a las tropas del gobierno, y mucho menos había quien les atendiera médicamente o les proporcionasen medicinas. Pero mejor le cedo la narración al general Pareyón para que sea él, con sus propias palabras, quien nos mueva a la admiración por la grandeza de don Lázaro:

"Sabiendo esto, el general Cárdenas nos prohibió acercarnos a los lugares citados y muchas veces, al final de la jornada o del combate, dormíamos en el suelo, al borde del camino polvoriento o brecha cenagosa. Él nos daba el ejemplo,: al oscurecer desensillaba su caballo y tendía la silla y sudaderos en el suelo y se dormía profundamente, sin vigilancia o centinelas durante la noche. Dormía profundamente y a la madrugada emprendíamos la jornada. Nos alimentábamos con lo que nos vendían en los humildes jacales los indígenas de la región y ordenó que nadie tomara ningún alimento sin pagarlo, nombrándose para ello la "policía de retaguardia".

La población indígena de la región nos era francamente hostil, pues no conocía otro ejército y otra moneda que la de las compañías. La Revolución mexicana no había penetrado en el corazón de la selva. Población analfabeta, explotada por los caciques y amenazada de muerte, nuestra llegada la mantenía perpleja, ajena y hostil a nuestra causa.

Las compañías estaban en su apogeo, sin control oficial, realizaban los más abominables actos de rapiña para apoderarse de las tierras de los indios, para iniciar desde luego la más voraz explotación del subsuelo.

La leyenda negra de Las Huastecas, la cadena interminable de crímenes, explotaciones y secuestros, impresionaron profundamente el espíritu del general Cárdenas y de todos sus jefes y oficiales. Por eso, cuando una compañía envió con un empleado un cheque a nombre del general, mi antiguo jefe lo rechazó indignado. En cualquier otro hombre hubiera producido tentación, pues se trataba de una fuerte cantidad en dólares.

El general Cárdenas, entonces coronel de caballería, de sólo 23 años, comenzó acaso a soñar en castigar tanta ignominia y librar a la patria de sus explotadores... la Historia siguió su curso y es de todos los mexicanos conocida".

El asunto que trae entre manos Calderón no es menor ni es una idea propia que se le haya ocurrido de la noche a la mañana. Quizás por sabido se calla, pero yo no puedo dejar de señalar nuevamente que el petróleo mexicano ha querido ser recuperado por los grandes consorcios trasnacionales desde el día inmediatamente posterior al decreto del 18 de marzo de 1938. Si no lo lograron fue debido a que tanto Estados Unidos (Standard Oil Company), como Inglaterra (Pearson Company), tuvieron que concentrarse en la segunda guerra mundial que ya se avecinaba y no quisieron desviar recursos ni esfuerzos en nuestro país para recuperar "su" petróleo. Sin embargo, la Historia apunta que el surgimiento del Partido Acción Nacional (PAN) en 1939 no fue una mera casualidad, fue algo deliberado y planeado por las plutocracias de aquel entonces —la mexicana y la extranjera— para iniciar la reacción ideológica en contra de la política socialista y el espíritu humanista del Gral. Cárdenas, y, en consecuencia, para dar marcha atrás a la expropiación petrolera.

Un episodio de tal calaña cae sobre los hombros de un general de división llamado Juan Andreu Almazán quien, además de ser militar, era político y empresario. Fue candidato presidencial opositor a Manuel Ávila Camacho, candidato oficial. El general Andreu Almazán, tal como señala Wikipedia, la enciclopedia libre, recibió apoyo de varias organizaciones políticas —entre ellas el PAN—. A saber:

"A finales de 1938 grupos de amigos y simpatizantes de Almazán empezaron a organizarse para convencerlo de postular su candidatura presidencial (según el testimonio del propio Almazán) aprovechando su gran popularidad; para aquel entonces Almazán era el Jefe de Operaciones de la Zona Militar de Nuevo León, una de las más importantes del país ya que tenía bajo su mando a algunas de las unidades más poderosas del Ejército. A comienzos de 1939 Almazán autorizó la formación de un Comité de Auscultación Pública para sondear las posibilidades reales de su candidatura, mientras crecía la inquietud en las filas de las fuerzas políticas oficialistas.

En mayo de 1939 Almazán pidió su retiro del servicio activo del Ejército y el 30 de junio de 1939 se hizo efectivo ese pase a retiro. El 25 de julio de 1939 Almazán presentó ante la opinión pública un documento postulándose como candidato a la Presidencia de la República en las elecciones del año siguiente. Para ello sus partidarios fundaron un partido llamado Partido Revolucionario de la Unificación Nacional (PRUN); también recibió el apoyo de sectores del Partido Laborista y del Partido Acción Nacional (PAN). Él era considerado el candidato de la derecha política moderada contra el candidato del gobierno de Lázaro Cárdenas, el General Manuel Ávila Camacho; aunque Almazán decía en su campaña electoral que él representaba el ala progresista y liberal de la Revolución mexicana, enfrentada a lo que él llamaba la degeneración "comunazi" (por ser supuestamente una mezcla de nazismo y comunismo) de la misma por culpa de Cárdenas. Almazán prometía mantener las conquistas sociales de la Revolución, pero corrigiendo los excesos y evitando los extremismos.

Alrededor del mismo asunto, una nota escrita por el Gral. Armando R. Pareyón al pié de una fotografía del Gral. Almazán publicada en el libro Cárdenas ante el mundo, página 99, dice textualmente: "El general de división Andrew (sic) Almazán, candidato a la presidencia de la República, fue derrotado por el general de división Manuel Ávila Camacho. El general Almazán estaba apoyado por las antigua compañías petroleras expropiadas por el Presidente Cárdenas, el alto clero y numerosos amigos del general de división Plutarco Elías Calles".

Paralelamente al movimiento del general Almazán, otro general, Saturnino Cedillo, en mayo de 1938 se levantaba en armas contra el gobierno de Lázaro Cárdenas. De la página http://cenedic.ucol.mx/ccmc-construccion/recursos/1733.pdf,  se transcribe la historia:

"La oposición más extrema a la política petrolera cardenista, en el plano interno, provino del cacique de San Luis Potosí y ex secretario de agricultura, Saturnino Cedillo; quien inicialmente había apoyado a Lázaro Cárdenas en su conflicto con Plutarco Elías Calles, pero empezó a distanciarse de él por estar en desacuerdo con su programa de reformas. La posibilidad de una revuelta encabezada por este cacique no era desconocida por Cárdenas."

"Mes y medio después de decretarse la expropiación, el 15 de mayo de 1938, la legislatura de San Luis Potosí dio a la publicidad un decreto desconociendo al General Lázaro Cárdenas como presidente de la República. En el mismo se destacaba que la expropiación petrolera no favorecía a la economía del país."

"La rebelión cedillista nunca tuvo posibilidades de triunfo. Cárdenas redujo al mínimo el empleo de la fuerza; más bien recurrió a la persuasión para dispersar a la escasa fuerza rebelde."

"Un factor importante que debilitó a este tipo de iniciativas subversivas fue que no se vieron favorecidas con el apoyo del gobierno norteamericano. Washinton prefirió no correr riesgos, pues le preocupaba seriamente que los movimientos fascistas o comunistas europeos llegaran a cobrar vigencia en el continente americano."

Hoy la derecha, el alto clero y otras agrupaciones —incluyendo otros países— que desean dar marcha atrás a la expropiación petrolera, muy difícilmente lo harían por medio de un levantamiento armado. Los tiempos han cambiado y con ellos las formas. Los gigantescos avances tecnológicos en lo que concierne a los medios masivos de comunicación como lo son la radio y la televisión fundamentalmente, resultan ser armas que persuaden mucho más efectivamente a la población que las balas. Y atrás de ambos medios está el verdadero poder que mueve todos los hilos en el teatro de las acciones políticas, sociales y económicas del país y del mundo: el poder financiero, el dinero.

Otra arma de ese poder es la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Este organismo nació el 23 de marzo del 2005 en Waco, Texas, por iniciativa y bajo el acuerdo de tres presidentes: el de México, el de Estados Unidos y el de Canadá. En aquel año el presidente mexicano era Vicente Fox y, de acuerdo con una nota de José Antonio Almazán González  intitulada ASPAN:  riego para México —publicada el 22 de marzo del 2007 en La Jornada—, la alianza constituye una grave amenaza para la soberanía nacional porque en los hechos es un proceso no formalizado de un nuevo tratado internacional que ha operado al margen del Poder Legislativo. Por esa nota me he enterado de que en marzo del 2006, los mismos presidentes también habían creado otro organismo: el Consejo de la Competitividad en América del Norte (CCAN), que está integrado por representantes de alto rango del sector privado de los tres países. Ese consejo de marras formuló un total de 51 recomendaciones dirigidas al apuntalamiento de la competitividad en América del Norte. Así, Almazán González, el redactor de la nota, señala que respecto al sector energético, destacan las siguientes recomendaciones:

1.      La distribución energética transfronteriza. En este apartado el CCAN recomienda: a) "Fortalecer la colaboración trilateral en cuestiones de distribución energética fronteriza, b)Permitir que corporaciones mexicanas (incluyendo a la Comisión Federal de Electricidad) celebren contratos a largo plazo para la compra de energía eléctrica a productores estadounidenses. Estimamos que este proceso requerirá unos tres años: el primero para obtener las autorizaciones gubernamentales y normativas necesarias; el segundo para negociar contratos con el sector privado, y el tercero para construir la infraestructura necesaria" (las negritas son mías).

2.      Asegurado ya el abasto indiscriminado de petróleo al consumo voraz de la economía de Estados Unidos, el CCAN recomienda: a)"Liberar el comercio, almacenaje y distribución de productos refinados. Esta recomendación incluiría la construcción, posesión y operación de oleoductos. Las ramificaciones a nivel detallista representarían un salto adelante incorporando la presión y la disciplina del mercado a la operación de PEMEX". b)"Separar las actividades de gas no asociado de PEMEX para construir una entidad estatal por separado, llamada GasMex. Esta iniciativa intermedia es consistente con el objetivo a más largo plazo para liberalizar el sector mexicano de hidrocarburos".

La nota continúa apuntando que en las filas del CCNA destacan el Consejo Coordinador Empresarial, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, el Consejo Mexicano de Comercio Exterior, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado y sus pares de Estados Unidos y Canadá. El CCAN concluye sus recomendaciones —asevera Almazán González— con una reveladora afirmación: "confiamos en que conforme se realicen las ganancias por iniciativas intermedias, la lógica de un mercado integrado determinará el ritmo para una reforma fundamental, en lugar de seguir esperando que suceda lo contrario. En este sentido, mientras más conexión haya entre las operaciones cotidianas y un mercado más sólido y eficiente, más evidentes serán los beneficios que aporta un mercado integrado, así como las ineficiencias que surgen de las políticas actuales en México".

La nota culmina diciendo que "Felipe Calderón podrá continuar con su demagogia de que no privatizará PEMEX, la CFE ni la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC) buscando distraer a la opinión pública mientras la ASPAN, al margen del Poder Legislativo, avanza hacia la construcción de un Estado supranacional, bajo la hegemonía de Estados Unidos y, por supuesto, violando la Constitución. ¿Lo permitiremos?" (Las negritas son mías)

Bueno, si de mí dependiera, yo no lo permitiría. Pero si la ASPAN y Felipe Calderón operan sin rendir cuentas al Poder Legislativo, y si éste, en teoría, nos representa a nosotros, debemos entender que en la práctica les importamos muy poco y que nuestra opinión no cuenta para nada, hecho que confirma que la democracia en México no deja de ser una simple quimera.

En abril 20 del 2007, un mes después de que hubo aparecido la nota de La Jornada citada arriba respecto a la ASPAN, se publicó otra similar en El Universal. Con ella se disiparon algunas dudas que me provocó la lectura de la primera. Me había preguntado: ¿quién hace las recomendaciones a quién? ¿Quién cómo, cuándo y con qué dinero las ejecutan? La cabeza de la nota del Universal dice al respecto: "La cúpula empresarial mexicana y directores de empresas trasnacionales recomendaron a México dividir a Petróleos Mexicanos (PEMEX) en dos empresas: una dedicada exclusivamente a la explotación del petróleo crudo y otra denominada GasMex, que se enfocaría al mercado del gas natural".

Aunque muy importante, hago a un lado el asunto de la división de PEMEX en dos empresas y me enfocaré al correspondiente a la aclaración de mi duda personal. Así, de la nota del Universal entiendo que en el organismo llamado cúpula empresarial hay gente con nombre y apellido que recomienda, que manda; y que en el organismo México hay gente que ejecuta las acciones recomendadas, que obedece.

Según la misma nota periodística, el documento con las recomendaciones, Enchancing Competitiveness in Canada, México, and the United States (sic), se lo hicieron llegar al primer ministro Stephen Harper, George W. Bush y Felipe Calderón respectivamente.

Dan el visto bueno en México: "José Luis Barraza, ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gastón Azcárraga, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, León Halkin, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, Valentín Díez, Presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior, Claudio X. González, presidente del Centro de Estudios del Sector Privado, avalaron también sendas recomendaciones que buscan permitir a compañías mexicanas, incluyendo la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a celebrar contratos de largo plazo para la compra de energía eléctrica a productores estadounidenses, así como liberalizar el comercio, almacenaje y distribución de productos refinados como las gasolinas (Las negritas son mías).

En nuestro tiempo se han estado presentando momentos decisivos para el país entero, y millones de personas se verán afectadas, pero las decisiones las ha tomado, las toma y desafortunadamente las tomará un pequeño grupo en el poder. No perdamos de vista que el catálogo con las 51 propuestas que el CCAN emitió, son los deseos de los máximos representantes del sector privado en los tres países —que de cumplirse, y según ese pequeño grupo— destrabarán los obstáculos que impiden alcanzar un gran mercado energético en América del Norte.

Debemos tener mucho cuidado para interpretar el lenguaje utilizado en los documentos y en la nota periodística. El verbo liberalizar, según la Real Academia de la Lengua, significa hacer liberal en el orden político o en el social a alguien o algo. Entonces, una vez que se "liberalicen" el comercio, el almacenaje y la distribución de los productos de PEMEX, es claro que las probabilidades de que éstos caigan en manos privadas —y por lo tanto sin la supervisión del Congreso, serán mucho mayores—. Ahora bien, dicen ellos que para "liberalizar" es necesario "destrabar" los "obstáculos" que representan las leyes que enmarcan la operación de la paraestatal. Al respecto la nota del Universal señala a la letra: "La cúpula empresarial mexicana confía en que con las reformas secundarias al marco legal del sector energético se obtendrán utilidades, «que por la lógica de un mercado integrado determinará el ritmo para una reforma fundamental —de fondo—, en lugar de seguir esperando que suceda lo contrario»".

Tengo para mí que la más reciente reforma que Felipe Calderón entregó a los senadores es el equivalente a "las reformas secundarias" mencionadas por el CCAN, y que, una vez que se demuestre que dejan ganancias —los empresarios no aclaran para quien—, éstas, las ganancias, justificarán por sí mismas que la "reforma de fondo" se apruebe, reforma que encarnará —así lo interpreto yo— la modificación de los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, artículos que fueron considerados como cinturones de castidad por la profesora de Derecho en el ITAM Miriam Grustein durante un debate transmitido por el canal 11. Obviamente que los empresarios —bien comparados con tiburones por Fernando del Paso— no hablan de modificar la Constitución (líbrelos Dios), sino de "destrabar" obstáculos, verbo que significa, entre otras cosas, romper y deshacer vallas o trincheras.

Calderón pasará a la Historia, pero no por haber sido un estadista que verdaderamente dirigiera la política económica del país para beneficiar a quienes menos tienen. Es tan claro ver la sumisión que muestra ante los poderosos financieros locales y extranjeros, que da pena ajena. Si verdaderamente sintiera pasión por México, se acercaría a los trabajadores y campesinos y a los jóvenes estudiantes de las escuelas públicas para solicitar su apoyo no para entregar a PEMEX, sino para despertar en el país un verdadero espíritu nacionalista, un sano coraje y deseos vibrantes para salir adelante. En contraste a la actitud de Calderón, Lázaro Cárdenas grababa en la Historia la firmeza de sus convicciones.

"...De hecho, durante el primer período de independencia de la industria petrolera, surgieron fuertes conflictos provocados por la pugna entre el gobierno y el sindicato por su control y administración. Sobrevinieron varias amenazas de huelga y diversos actos de sabotaje; pero finalmente el gobierno logró imponer su punto de vista." [...] "Los obreros ocuparon los altos puestos abandonados por los técnicos extranjeros; saliendo adelante muchos de ellos. En poco tiempo fue posible comprobar, contra los pronósticos de muchos, que las innumerables dificultades técnicas no hundirían a la industria recién nacionalizada." [...] "La situación no pasó inadvertida por la embajada norteamericana. En más de una ocasión Josephus Daniels, entonces embajador en México, , señaló al Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosvelt, y a Cordell Hull, Secretario de Estado norteamericano, que no había manera de que Cárdenas diese marcha atrás, ya que su posición era más sólida que nunca.

Se cierne sobre México un futuro sombrío. Setenta años después de la hombrada de Cárdenas para enfrentarse al poder financiero, Calderón, en el mejor de los casos, está haciendo justamente lo contrario y quiere hacer más ricos a los ricos.



[1] Bertrand Russell, Sociedad Humana: ética y política, Ediciones Altaya S.A., 1998, pag.162

[2] Armando R. Pereyón, Cárdenas ante el mundo, Populibros La Prensa, N° 87, pag. 40

 

ENVIADO POR EDUARDO MORENO CRUZ

bernabei45@yahoo.com

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