Los abajo firmantes consideramos que los puntos enlistados abajo son algunos de los aspectos más importantes que no han sido adecuada o completamente incorporados en la actual redacción y que por las posibles consecuencias devastadoras derivadas de estas omisiones consideramos imprescindible que se incluyan antes de dictaminar sobre ella
A LOS LEGISLADORES
A LA OPINIÓN PÚBLICA
Los científicos y académicos que suscribimos esta carta rechazamos la actual propuesta de Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) o transgénicos, porque no se rige por el principio precautorio ni protege la biodiversidad, el ambiente de México y la salud de los mexicanos.
A través de esta carta, solicitamos a los 9 diputados responsables de elaborar el dictamen de esta ley que no la aprueben tal como está redactada actualmente, sino que tomen el tiempo necesario para alcanzar consensos con los sectores de la sociedad que tienen intereses y puntos de vista opuestos a los de las compañías que producen y comercializan los productos biotecnológicos, función fundamental de esta Ley, que es regular los aspectos referentes a la Bioseguridad que se derivan de las actividades mercantiles de estas compañías.
Los abajo firmantes consideramos que los puntos enlistados abajo son algunos de los aspectos más importantes que no han sido adecuada o completamente incorporados en la actual redacción y que por las posibles consecuencias devastadoras derivadas de estas omisiones consideramos imprescindible que se incluyan antes de dictaminar sobre ella:
- Las recomendaciones de la Comisión para la Cooperación Ambiental sobre maíz y biodiversidad recientemente emitidas y que están respaldadas por el trabajo de un grupo amplio de científicos y académicos de México y del extranjero con prestigio internacional. De las conclusiones de la CCA destaca la recomendación de que se mantenga la moratoria a la siembra semicomercial y comercial de maíz transgénico en México y que se refuercen las medidas para evitar la entrada de grano viable de maíz genéticamente modificado al territorio mexicano. Esto está fundamentado, entre otros, en el hecho de que aún con la moratoria se han encontrado transgenes en variedades criollas de maíz mexicano. Esto prueba que es difícil contener a las variedades transgénicas una vez que se han liberado al ambiente. Además, los nuevos desarrollos de maíz que expresan fármacos y sustancias industriales que están probándose en Estados Unidos pueden tener efectos devastadores de infiltrarse a la cadena alimenticia del maíz en México y del resto de Latinoamérica.
- El enfoque precautorio. El principio 15 de la Declaración de Río (1992) y el preámbulo de la Convención de la Diversidad Biológica son la base del Protocolo de Cartagena ratificado por el Senado de México. El enfoque precautorio establece que en donde existen amenazas de daños serios e irreversibles al ambiente, la falta de certeza científica no se deberá utilizar como razón para posponer medidas efectivas que prevengan la degradación ambiental. Además, se ha ampliado este enfoque para incluir las amenazas por la reducción o pérdida de biodiversidad para las que tampoco se debe esgrimir la falta de certidumbre científica para dejar hacer o dejar pasar. Lamentablemente, la Ley de Bioseguridad que se pretende aprobar es deficiente en cuanto a este importantísimo concepto, en particular para un país megadiverso como México.
- La protección a la salud humana el medio ambiente, la Biodiversidad y la diversidad genética de México, y la sanidad animal, vegetal y acuícola.
- El Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad. Este debe ser la base mínima para las decisiones sobre OGM (incluyendo el procedimiento de consentimiento fundamentado previo para movimientos transfronterizos de OGM).
- Las aportaciones de académicos y científicos de todas las áreas de conocimiento relevantes a esta discusión tanto de las áreas naturales como de las ciencias exactas, sociales y humanísticas. No se han considerado críticas y recomendaciones puntuales elaboradas por diferentes académicos e investigadores en la H. Cámara de Diputados en fechas anteriores a petición expresa de los legisladores.
- Los resultados recientes de experimentos del Reino Unido que muestran claramente que el cultivo de las variedades transgénicas bajo prueba tiene efectos negativos sobre la biodiversidad de un País como Inglaterra con ambientes mucho menos complejos y biodiversos que México.
- Los criterios usados por la Unión Europea para rechazar a los cultivos genéticamente modificados desarrollados hasta ahora. Esto ha resultado en que toda la UE (a excepción de España), que incluye a Países con el mayor desarrollo intelectual, cultural, científico, tecnológico y una opinión pública más informada y participativa del mundo, esté libre de los cultivos transgénicos actuales. Al mismo tiempo, estos Países son líderes mundiales en la búsqueda de alternativas mejores y que impliquen mayores beneficios colectivos y menos riesgos que los OGM desarrollados hasta ahora.
- Las recomendaciones explícitas hechas por algunos científicos para que se modifique la estructura y funcionamiento de la CIBIOGEM. Esta debe garantizar un manejo claro y libre de conflicto de intereses al evaluar todas las solicitudes para liberar organismos genéticamente modificados al ambiente en nuestro País. Se deben establecer los lineamientos adecuados para armonizar las políticas y competencias de las Secretarias que participan en la CIBIOGEM, con el que debiera ser el objetivo fundamental de esta ley: la bioseguridad de México. Para ello, es imprescindible reestructurar el Consejo Consultivo de Bioseguridad para que integre únicamente a científicos sin conflicto de intereses en sus opiniones o en la formulación de dictámenes y que vengan de distintos ámbitos del conocimiento (social, económico, ecológico, agronómico, del ámbito de salud, entre otros). De esta forma, el Consejo Consultivo de Bioseguridad debe constituirse en un órgano independiente y con presupuesto operativo propio, que le permita cumplir a cabalidad su tarea de órgano de consulta obligatoria para la toma de decisiones en materia de bioseguridad.
- La recomendación de prohibir la liberación de cultivos transgénicos en centros de origen y/o diversidad de cultivos y áreas naturales protegidas, especialmente del maíz y otros cultivos de importancia básica para la dieta de los mexicanos. A pesar de la moratoria se ha reportado presencia de transgenes en razas criollas de maíz a miles de kilómetros de distancia de las áreas de liberación aprobadas, con lo que se demuestra que será prácticamente imposible impedir la hibridación y potencialmente la introgresión de transgenes a parientes silvestres y a razas criollas una vez que se permita su siembra en cualquier lugar del País. Por lo tanto, se sugiere: que no se autorice la liberación de ningún OGM de especies para las cuales México es Centro de Origen y/o Biodiversidad.
- Mecanismos ágiles, eficaces y transparentes de indemnización y responsabilidad por parte de las empresas para monitorear y subsanar posibles efectos negativos resultado de la liberación de sus OGM.
- La prohibición, sin excepciones, de liberación de OGM sin evaluación de riesgo, incluso en situaciones de confinamiento.
- Umbrales claros del volumen de las liberaciones de OGM y que se defina cuántas hectáreas se consideran de tipo experimental y cuántas de tipo semicomercial. A su vez, es necesario que las siembras experimentales estén constantemente monitoreadas por los nuevos mecanismos establecidos por la Ley y aisladas asegurando que no se deriven beneficios particulares de su siembra.
- Procedimientos obligatorios y claros para la gestión de riesgos, etiquetado de productos, rastreabilidad, monitoreo postcomercialización y comunicación de riesgo.
- GARANTÍA, PREVIA A LA APROBACIÓN DE LA LEY EN CUESTIÓN, de las capacidades humanas y financieras para el logro de una adecuada gestión y manejo de riesgos.
Además, creemos que es fundamental que la Ley de Bioseguridad favorezca la evaluación de los riesgos y beneficios de los desarrollos biotecnológicos, a la luz de otras opciones. En conjunto, todas las opciones deben de lograr un manejo sustentable que asegure la conservación de nuestros recursos naturales a largo plazo, y que proteja el patrimonio y la Soberanía Nacionales en términos de biodiversidad biológica, y que no sacrifiquen, en lo absoluto, la autosuficiencia alimentaria y la capacidad de desarrollo tecnológico de nuestro País. Para lograr esto, es importante que esta y otras Leyes afines, así como políticas del Estado, favorezcan el desarrollo de capacidades nacionales para la investigación y desarrollo en todos los ámbitos necesarios para encontrar las soluciones a los principales problemas de salud, agricultura, ganadería, sanidad vegetal, animal y acuícola y la restauración ecológica y conservación de los recursos naturales de México, entre otros. Una Ley de Bioseguridad debe incluir criterios claros y estrictos de sustentabilidad ecológica y sobre todo debe velar, en conjunto con otros instrumentos, porque se fomenten las organizaciones productivas y socio-políticas, así como las tecnologías más apropiadas a la diversidad biológica y cultural de nuestro país, que permitan a grandes sectores de la población rural mexicana salir de la pobreza y la marginación extremas en que se encuentran.
Los científicos y académicos que subscribimos esta carta consideramos que estos puntos son indispensables en una verdadera ley que tenga por objeto la bioseguridad, es decir la protección de la biodiversidad y la salud desde el punto de vista de la prevención y la minimización de riesgos con respecto al tema de la biotecnología. En virtud de que son ustedes los representantes de la sociedad, les solicitamos tomar en cuenta las opiniones de los abajo firmantes, quienes perteneciendo a la comunidad científica y académica de México y tomando en cuenta los puntos anteriores, pedimos no acelerar la aprobación de una ley que a todas luces generará problemas más graves que los que hoy enfrentamos alrededor de este tema.
Atentamente,
(*) Dra. Ma. Elena Álvarez-Buylla, Instituto de Ecología, UNAM; Dra. María Elena Montero Cabrera, Centro de Investigación en Materiales Avanzados, S.C.; Dr. Daniel Piñero Dalmau, Instituto de Ecología, UNAM (miembro AMC); Dr. Omar Masera Cerutti, Centro de Investigaciones en Ecosistemas, UNAM (miembro AMC); Dr. Luis de la Peña, Instituto de Física, UNAM (miembro AMC); Dr Humberto Peralta Díaz, Centro de Ciencias Geonómicas, UNAM; Dr. Víctor Toledo, CIESOS, UNAM, (miembro AMC); Dra. Ana María Cetto, Instituto de Física, UNAM (miembro AMC); Dr. Ricardo Pérez Avilés, Departamento de Desarrollo Sustentable del Instituto de Ciencias, BUAP; Dr. Alejandro Nadal, El Colegio de México (miembro AMC); Dr. Antonio Serratos Hernández, INIFAP; Rafael Calderón Arózqueta, UAM Xochimilco; Antonio Turrent, INIFAP (miembro AMC); Dra. Marta Astier, Programa de Agroecología, GIRA A. C; M. en C. Luciano Concheiro Borquez, UAM-X; Dra. Elena Lazos, Inst. Investigaciones Sociales, UNAM; Dra. Sonia Emilia Silva Gómez, Inst. de Ciencias, BUAP; Dr. Agustín Plancarte Crespo, Facultad de Medicina, UNAM; Felipe Cruz Garcia, UNAM; M.C. Álvaro Chaos Cador, Facultad de Ciencias; Dra. Ana Luisa Anaya Lang, Instituto de Ecología, UNAM; Dr. Marco Antonio Ramos Ibarra, Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniería, UABC; Dr. Luis Garcia Barrios, ECOSUR San Cristóbal de las Casas, Chiapas; Dr. Hugo Perales Rivera, ECOSUR San Cristóbal de las Casas, Chiapas; Dr. Víctor J. Jaramillo, Centro de Investigaciones en Ecosistemas, UNAM; Dra. Eva Luz Soriano Bello, Instituto de Investigaciones Químico Biológicas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; Dr. Blas Lotina Hennsen, Facultad De Química, UNAM; Dra. Gloria Saab Rincón, Instituto de Biotecnología, UNAM; MC Antonio Sandoval Madrigal, Universidad de Guadalajara; M. Tamara Ortiz Avila, Programa de Agroecología, GIRA A.C.; Adriana Raquel Aguilar Melo, Licenciada en Biología de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas; Dr. Angel Zarain Herzberg, Fac. de Medicina, UNAM; José Luis Piñeyro, Depto. Sociología, UAM-A; Pablo Alarcón-Cháires, Laboratorio de Etnoecología, UNAM; Dr.George Dyer, El Colegio de Mexico; Omar Chassin Noria, Centro Multidisciplinario de Estudios en Biotecnologia Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; Dra. Ella Vázquez, Instituto de Ecología, UNAM; Biol. Rodolfo Salas Lizana, Instituto de Ecología, UNAM; Dra. Alicia Castillo, Centro de Investigaciones en Ecosistemas UNAM Agustino Martínez-Antonio, Centro de Ciencias Geonómicas-UNAM; Biol. Lev Orlando Jardón, Facultad de Ciencias, UNAM; Dra. Julieta Benítez-Malvido, Centro de Investigaciones en Ecosistemas, UNAM; Dr. José Luis Díaz De León Álvarez, Depto. de Agronomía, UABCS; Dr. José Luis Rodríguez De La O, Universidad Autónoma Chapingo; Dr. Francisco Vergara Silva, Museo de Historia Natural, Londres; Alma Piñeyro Nelson, Instituto de Ecología, UNAM; Dr. Jorge Saltijeral, Depto. de Producción Agrícola y Animal, UAM-X; Biol. Dra. Elena Roces Dorronsoro; IBQ Ermilo F. Sandoval Espadas; Instituto Tecnológico Agropecuario N° 5, Campeche; Juan Pablo Pardo Guerra, International Student/Young Pugwash; M. en C. Alicia Cea Bonilla, Fac. de Medicina. UNAM; Dr. Federico Martínez, Departamento de Bioquímica, Facultad de Medicina, UNAM; José Leodegario Méndez, Agrónomo, Jalisco; Dra. Mónica Adriana García Solache, Facultad de Ciencias, UNAM; Jorge Rodríguez Velazquez, Centro de Investigaciones en Ecosistemas, UNAM; M. en G. José de Jesús Alfonso Fuentes, CIECO-UNAM-Morelia; Maria Luisa Herrera, Centro de investigaciones en Ecosistemas, UNAM; Dr. Francisco Javier Espinosa García, Centro de Investigaciones en Ecosistemas, UNAM-Morelia; Ernesto Moreno Martínez, UNIGRAS, FES Cuautitlán-UNAM; Q. I. Luz María Martínez Mejía, IBT, UNAM; más las que se reúnan.
Fuente: La Jornada, México
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